La selección de Estados Unidos femenil es una de las más dominantes en el fútbol mundial. Las barras y las estrellas se han destacado por dominar cada torneo que encaran y cada cancha que pisan desde hace casi 10 años, pero también han marcado un antes y un después en la historia del deporte femenino.
USWNT puede presumir sus cuatro títulos mundiales o sus nueve coronas de la Concacaf, así como sus cuatro medallas de oro en los Juegos Olímpicos, logros que las han mantenido en la cima del ranking de la FIFA desde el 2017, un récord para las categorías masculinas y femeninas.
Pero estos reconocimientos, aunque son lo más importante dentro del fútbol femenino, son solo la primera parte de todo un hito en el fútbol, donde los logros extra cancha han hecho historia. Desde la lucha contra el racismo, la brutalidad policial hasta la igualdad salarial, siendo la primera selección en el mundo que gana lo mismo que sus homólogos masculinos.
El camino no ha sido sencillo. La selección de Estados Unidos fue tomando rumbo desde el 1999, cuando varias de sus jugadoras eran el rostro de la lucha por una liga profesional de fútbol en su país.
Poco a poco sus voces y rostros se fueron haciendo más fuertes y en el 2015 su recorrido había dejado frutos, con la NWSL como una de las ligas más importantes del mundo, así como la que defendía a las jugadoras en busca de mejores salarios y mayor proyección en todo el país.
Sus títulos fueron llenando los estadios en un país donde el fútbol no es el deporte principal, pero que cada que jugaban los jerseys con sus nombres se vendían como pan caliente.
En el 2019, con la llegada del Mundial en Francia sus voces fueron más grandes y Megan Rapinoe tomó relevancia por su batalla con el presidente de Estados Unidos, a quien acusaba de racista, por lo que su famosa frase ‘no iremos a la puta Casa Blanca’ retumbó en el mundo.
Su cuarto título llegó en ese Mundial, pero su batalla apenas comenzaba, pues un grupo de las jugadoras emprendió una demanda contra US Soccer por los premios y salarios de la selección que a la postre significaría ser la primera federación que premia por igual a sus selecciones femeniles y varoniles.
Con la mira puesta en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda buscarán seguir aumentando su historia y legado en el deporte mundial.