Sevilla puede presumir tener la séptima Europa League en su historia con una dramática tanda de penales con una repetición inédita de un penal que había atajado Rui Patricio y que Montiel volvió a impactar, una imagen que recuerda el gol que recuerda al que metió por la misma vía en la pasada Copa del Mundo.
Después de un empate a una anotación en los 120 minutos de juego, los penales aparecieron para determinar al campeón de un trofeo que visitará las vitrinas de los blanquirrojos una vez más, una magia que parecen tener los del Sevilla cada vez que se paran en el segundo torneo más importante de Europa.
Cuando menos lo esperaba el Sevilla, Mancini se salió de su puesto de central izquierdo y al encontrarse con un balón solitario que clavó de manera quirúrgica para los pies de Dybala, el delantero argentino que ingresó al área grande para meter un zurdazo imposible para Bono en el minuto 34’.
Pese a que Mourinho acostumbra a jugar sin el balón, Sevilla no esperaba que la Loba estuviese encima del arco de Bono, un portero que fue probado en más de una ocasión con la insistencia de los italianos que buscaban proteger el esférico fuera de su terreno de campo.
Sevilla quiso emparejar los cartones y al finalizar la primera parte, Rakitic encontró una pelota para impactar un cañonazo de zurda que cimbró el palo izquierdo del experimentado Rui Patricio, un llamado de atención para la Roma que intentó protegerse. Pero los planes de Mourinho se nublaron en el momento de recibir el empate. Los españoles utilizaron las bandas como en la primera parte y un pase súper cerrado de Navas provocó que Mancini desviara el balón a propia portería a 10 minutos de haber iniciado la segunda mitad.
La Roma entendió que quedarse en su propio terreno era mortal y poco a poco Mourinho desplegó sus naves para poner elementos en el territorio enemigo, una situación que provocó el peligro en el área de los españoles porque una jugada de balón parado casi entra a portería porque a duras penas Bono sacó un esférico que quedó muerto en el área chica ante una serie de rebotes increíble.
La polémica no podía faltar, Lucas Ocampos llegó al límite de la línea de la portería y al intentar pegarle al balón, Ibáñez apenas ponía su pierna cuando el jugador del Sevilla se había tirado, una acción que de inmediato pitó el árbitro como penal y que tras una revisión del VAR, el mismo central anuló la pena máxima ante el descontento de los españoles que estaban en las gradas del Puskas Arena de Hungría.
A 10 minutos del final, otra polémica surgió en el terreno de juego, ahora del lado de los italianos. Un pase al área quedó desviado por una supuesta mano que el árbitro Antony Taylor determinó que dicha mano fue accidental porque el brazo estaba pegado al cuerpo del defensor de los Blanquirrojos. Los ánimos no decayeron para los multicampeones de este torneo, puesto que en los segundos finales probaron a Rui Patricio que sacó una pelota complicada en su poste izquierdo.
Después de dos tiempos extras en los que ninguno de los equipos se quería hacer daño, los penales tuvieron que surgir para determinar al campeón, pese a que un cabezazo de la Roma en los segundos finales acabó en el poste de Bono, el portero que se hizo héroe en dos ocasiones al atajar dos penales a la Roma, una situación opacada por el penal repetido de Montiel porque el VAR determinó que Rui Patricio se había movido al detener el disparo, tras la decisión polémica, el argentino sí pudo concretar el 4-1 gracias a la deliberación arbitral.