Por segunda vez en las últimas cuatro temporadas, el Miami Heat está en las Finales de la NBA, tras ser apenas el séptimo equipo que gana un Juego 7 de una final de conferencia de visitante. Nunca entraron en pánico, reflejo de su máxima estrella, Jimmy Butler, quien tiene mil historias que fácilmente le tienen en el trono del jugador más fascinante de la NBA… y quizá de todo el deporte.
El inicio de la historia de Butler es conocido y más que suficiente para hacer una película. Su padre les abandonó cuando era pequeño y su madre le echó de casa a los 13 años. “No me gusta cómo te ves. Te tienes que ir”, fue la última conversación.
Butler saltó de casa en casa de sus amigos en Tomball, Texas, hasta que la familia de Jordan Leslie prácticamente le adoptó, cambiando su vida.
“No lamento nada. Amo lo que me pasó, me hizo ser quien soy. Estoy agradecido por los retos que he enfrentado”, dijo Butler previo al Draft del 2011 para ESPN, en las pocas veces que ha hablado de su infancia. Ha retomado el contacto con sus padres, pero no mira al pasado, a tal grado que quitó el espejo retrovisor de su auto.
Que Butler siquiera llegara al Draft es una historia increíble porque no tomó el camino habitual de los principales prospectos. No jugó en el circuito AAU y no tenía las calificaciones para jugar en la NCAA, así que fue al Tyler Junior College. Un año bastó para que la D-I de la NCAA tocara a la puerta. Recibió ofertas de beca de Marquette, Kentucky, Clemson, Mississippi State y Iowa State, antes de elegir a los Golden Eagles por el tema académico (“El cabrón quería ser doctor”, dijo su excompañero Joe Fulcea The Athletic), recomendación de la madre de Jordan Leslie, Michelle Lambert, y pese a que nunca visitó el programa del coach Buzz Williams y envió su carta compromiso por fax desde un McDonald’s.
Marquette fue un shock cultural. Del calor del sureste de Texas al frío de Milwaukee. Además, Buzz Williams afirma que fue casi inhumano el trato que le dio a Butler.
“Nunca fui tan duro con un jugador como con Jimmy. Era despiadado con él porque no sabía qué tan bueno podía llegar a ser. Toda su vida le dijeron que no era lo suficientemente bueno. Lo que veía era a un jugador que podía impactar nuestro equipo de muchas maneras”, dijo el ahora coach de Texas A&M a ESPN en el 2011.
Butler quiso renunciar a Marquette casi a diario, porque para colmo jugaba poco detrás de dos perimetrales que llegaron a la NBA, Wes Matthews y Lazar Hayward. Pero siempre volvió al día siguiente y se convirtió en figura del equipo. Apareció en el radar NBA por su talento defensivo. Creció la confianza y comenzó a aparecer la parte exéntrica de Jimmy Butler, que con el perdón de la marca de cerveza, tiene más argumentos para ser “El hombre más interesante del mundo”.
Compró una mochila rosa de Hannah Montana, que usaba a diario para llevar sus libros a clase, según publicó The Athletic. Alguna vez apareció con una pijama de conejo de cuerpo entero. Otro día iba vestido de ‘cowboy’: botas, sombrero.
Las raíces texanas también se refleja en su gusto por la música country, que comenzó a poner en el vestidor en Marquette y cantaba a todo pulmón, para el pesar de sus compañeros. “Cree que canta, pero apesta. Su voz es una combinación entre Fergie y Jesús”, dijo Rob Frozena a The Athletic.
El gusto por el country sigue en la NBA, que no es exactamente el género más popular, pero ha ganado adeptos en el Heat. “Es la primera vez que realmente la escucho”, dijo el veterano Udonis Haslem a ESPN. “Muchos la escuchan, pero pocos se atreven a ponerla en las bocinas del vestidor”, agregó Gabe Vincent. Otros gustos musicales son Taylor Swift (su favorita, según varios ex compañeros) y otra banda polarizante: Nickelback.
Dejando atrás el tema musical, Butler es reconocido por su ética de trabajo. Una manía similar a la Mamba Mentality de Kobe Bryant y que aprendió de Mark Wahlberg, a quien conoció en 2013, cuando el actor estaba en Chicago grabando Transformers y quería jugar básquet y fue a la sede de entrenamiento de los Bulls. Ahí comenzó la amistad y Butler adoptó el regimen de entrenamientos a las 5:00 AM de ‘Marky Mark’.
“Él trabaja tanto cada día como si fuera un cabrón que no tiene nada… y lo tiene todo. Es inspirador. Cuando lo vi por primera vez, viendo a alguien que lo tenía todo, es que hay algo. Lo hago y luego tengo el resto del día para hacer lo que quiera”, dijo al podcast de JJ Redick en The Ringer en 2020
Así es como se explica que un jugador elegido con la última selección de la primera ronda del Draft del 2011 sea convirtió en Playoff Jimmy. Como en Marquette, tardó en ganarse un sitio en unos Bulls que venían de tener el mejor récord de la NBA, de la mano del MVP más joven de la historia, Derrick Rose, quien comenzó su calvario de lesiones en la primera temporada de Butler en Chicago. A consecuencia llegaron más minutos en cancha, pero en un equipo sin su súper estrella. Aún así, llevaron a los Cavs de LeBron al límite en par de ocasiones.
En 2015, Butler fue elegido por primera vez al Juego de Estrellas y el premio al Jugador de Mayor Progreso. No ha parado. Tiene cinco apariciones en el Equipo Ideal Defensivo, cuatro en el tercer equipo All NBA y esta campaña alcanzó el segundo equipo ideal por primera vez. No se conforma. Butler es famoso que se retira en medio de la nada, desconectado del mundo, para solo entrenar en el verano. Aún si viaja, va a canchas locales a entrenar, como el día que fue al gimnasio de Boca Juniors en Buenos Aires.
Como se podrán imaginar, Butler puede llegar a ser demasiado para algunos. No en Miami, donde ha sido completamente adoptado por la Heat Culture, pero en otros sitios se quemaron los puentes.
No salió de la mejor manera de Chicago. Explotó ante el coach Fred Hoiberg, pidiendo que entrenara más duro al equipo como su antecesor, Tom Thibodeau. Tras no llegar a los Playoffs en 2016 y ser eliminados en seis juegos en la primera ronda del 2017, Butler fue cambiado a Minnesota.
Con los Timberwolves, llegó a la primera ronda de los Playoffs, su primera aparición en la postemporada desde el 2004. La cultura no le agradó nada a Butler, que en la pretemporada, hizo público sus deseos de irse. Lo consiguió tras apenas 10 juegos, no sin antes dejar la increíble historia de cuando llegó a un entrenamiento, pidió jugar con todos los suplentes e hizo trizas a Karl Towns, Andrew Wiggins, Jeff Teague y los titulares.
Philadelphia fue su siguiente destino y estuvo a un rebote fortuito de Kawhi Leonard de llegar a la final del Este. No todo fue miel sobre hojuelas, a tal grado que los 76ers le dejaron ir, prefiriendo a Ben Simmons. Sobra decir que cometieron un error.
Butler llegó a Miami en 2019 y en su primera campaña, metió al Heat a las Finales en la burbuja de Orlando. Mermado todo el equipo por lesiones, aún así llevó a los Lakers a seis partidos, incluyendo el legendario Juego 5 que ganó mano a mano a LeBron. Todo, mientras vendía café a los jugadores por $20 dólares en Disney.
Miami está de regreso en las Finales en una campaña que comenzó con una troleada de Butler a la NBA.
El día en que se tomaron las fotos oficiales, Butler se rasuró y fue a ponerse rastras con puntas californianas. Juró que eran de verdad y no falsas, pero The Ringer reveló la trama de más de 6 horas en la silla para poner su look que tuvo que llevar la NBA en su programa y publicaciones oficiales todo el año, por más que no lo usara en un solo juego (volvió a la banda en la cabeza y las trenzas cortas de siempre).