Quizás Carlos Alcaraz no alcanzó su mejor versión en el partido de la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos que ganó en cuatro sets el sábado, después de todo cedió su primera manga en el torneo.
Pero el campeón defensor frotó su lámpara múltiples veces, tanto así que su rival, Daniel Evans, acabó soltando su raqueta en más de una ocasión al verse desbordado por el repertorio.
Menos de 12 horas después que Novak Djokovic, el adversario que asoma para una muy esperada final el próximo fin de semana, Alcaraz divirtió con su sonrisa y sensacional juego al pisar los octavos de final al vencer 6-2, 6-3, 4-6, 6-3 al británico Evans.
Alcaraz fue puro espectáculo en el estadio Arthur Ashe, donde jugó de día por primera vez tras un par de sesiones nocturnas.
“Nosotros jugamos para que la gente esté feliz, brindarles diversión, tener un partido divertido”, dijo el español que en julio atrapó su segunda corona de Grand Slam tras ganar una batalla de cinco sets ante Djokovic en Wimbledon. “Me encanta brindarles ese tipo de puntos, sentir toda la energía que recibes porque lo disfrutan”.
Máximo cabeza de serie en Flushing Meadows, mandó con la solidez de su servicio (ganó el 73% de los puntos con su saque) y su audacia en la red (se llevó 45 de los 57 puntos definidos arriba). También levantó cinco de las siete bolas de quiebre que afrontó.
Nadie ha repetido como campeón del US Open desde que Roger Federer encadenó cinco títulos entre 2004 y 2008.
Es algo que Alcaraz, a sus precoces 20 años, quiere conseguir a toda costa: “Mi gran objetivo ahora mismo es revalidar el título… quiero emular a Federer y entrar a la historia de este torneo”.
La siguiente misión de Alcaraz en Nueva York, una ciudad con la que vive un idilio, será un enfrentamiento contra Matteo Arnaldi, un italiano de 22 años que ha sido una de las revelaciones del torneo. El número 61 del mundo, con apenas una victoria en un Slam previo a esta cita, alcanzó la ronda de octavos tras derribar 6-3, 6-4, 6-3 al británico Cameron Norrie (16to cabeza de serie).