La australiana Ariarne Titmus contempló sólo una táctica para volver a ser la dueña del récord mundial de los 400 metros libre en el día inaugural del Campeonato Mundial de natación.
Comenzar fuerte y resistir.
Le funcionó. Titmus se llevó la victoria con un tiempo de 3 minutos y 55,38 segundos. La medalla de plata fue para la estadounidense Katie Ledecky con 3:58.73 y el neozelandesa Erika Fairweather obtuvo el bronce con 3:59.59.
Summer McIntosh, la canadiense de 16 años que eclipsó el récord de Titmus hace cuatro meses, quedó cuarta con 3:59.94. La previa plusmarca era de 3:56.08.
“No lo tenía como objetivo (batir el récord mundial) en esta competencia”, dijo Titmus. “Sólo quería poder nadar con mi mejor nivel. La única manera de ganar era zambullirse y nadar a toda velocidad y la que tuviera más fuerzas para el final iba a ganar”
Pese a quedar en el primer día, la carrera fue señalada como la más atractiva del Mundial de ocho días en esta ciudad del suroeste de Japón. Titmus, de 22 años, y Ledecky, de 26 años, habían fijado el récord mundial antes que McIntosh.
Ledecky, una de las mejores nadadores de estilo libre en el historia se expresó conforme con su resultado y ahora pone la mirada en los 800 y 1.500, distancias en las que es casi que invencible. Indicó que romper el récord era inevitable.
“Se venía venir”, dijo. “Cuando unas cuantas empiezan a lograrlo, otras más van a intentarlo. Ha sido un año de tiempos muy rápidos en la natación y era predecible con todas las que competían”.
Ledecky nunca se ido de un Mundial o en unos Juegos Olímpicos sin una presea de oro o de plata. Quedó séptima en los 200 metros en los Juegos Olímpicos de Tokio que se disputaron en 2021, la única ocasión en la que no se colgó ya sea el oro o la plata.
La estadounidense se presentó a este Mundial con una colección de 33 preseas de oro o plata en Juegos Olímpicos y campeonatos mundiales.