Desde su grandiosa llegada en helicóptero tras adquirir al AC Milan y llevar al Monza a la Serie A por primera vez en su historia, Silvio Berlusconi fue uno de los principales animadores del fútbol italiano durante décadas, de la misma manera que ejerció protagonismo en el mundo de la política.
El tres veces primer ministro falleció el lunes, informó su medio de comunicación. Tenía 86 años.
Berlusconi fue hospitalizado el viernes por segunda vez en meses para que recibiera tratamiento por una leucemia crónica. A lo largo de los años también padeció dolencias cardíacas y cáncer de próstata.
Bajo su liderazgo, el Milan conquistó 29 trofeos, incluyendo ocho de la Serie A y cinco Copas de Europa.
“Todas las cosas de las que me ocupo son profanas. Pero el Milan es sagrado”, llegó a decir Berlusconi en vida. ”Recuerdo cuando mi padre me llevaba al estadio y no tenía que pagar porque era tan chiquito. Lo repito: el Milan es una cosa de amor”.
Berlusconi fue el“presidente” total en una era en la que el fútbol italiano era manejado por emporios familiares, con poderosos hombres al frente, como los Agnellis en la Juventus y los Morattis en el Inter de Milán.
Hoy en día, el Milan es propiedad de un grupo de inversionistas de Estados Unidos, el Inter es controlado por un consorcio de China y únicamente los Agnellis se mantienen en la Juventus entre los tres grandes clubes de Italia.
“El Milan, profundamente apenado, lamenta el fallecimiento del inolvidable Silvio Berlusconi y extiende su afecto a la familia, colaboradores, y amigos más cercanos”, dijo el Milan en un comunicado. “Mañana, soñaremos con nuevas ambiciones, inventaremos otros desafíos, buscaremos nuevas victorias. Que sirvan para representar lo que hay de bueno, fuerte y verdadero en nosotros, en todos los que hemos vivido esta aventura de unir nuestras vidas con un sueño llamado Milán. Gracias Presidente, siempre con nosotros”.
Del borde de la quiebra al mejor equipo de la historia del Milan
Berlusconi salvó al Milan cuando quedaron al borde de la quiebra al comprar el club en febrero de 1986.
El Milan sufría los efectos del descenso a la Serie B tras un escándalo de arreglo de partidos y había quedado quinto en la máxima división la previa temporada.
En junio de 1986, Berlusconi entró en escena como presidente de manera dramática en la presentación del plantel. Ante 10.000 aficionados en la Arena Civica de la ciudad, Berlusconi y los jugadores llegaron con tres helicópteros Apache al compás de la Cabalgata de las Walkirias de Wagner.
“El plantel se reunió en (el aeropuerto de) Linate sin saber lo que iba a pasar”, dijo el excapitán rossonero Franco Baresi. “La gente se río de nosotros, pero con los helicópteros el presidente mostró de inmediato que tenía la intención de impresionar. Y entendimos que los vientos habían cambiado de dirección”.
Los títulos del Milan de Berlusconi
Berlusconi no tardó en dejar huella cuando el Milan conquistó un scudetto en su primera temporada completa.
El momento cumbre llegó dos temporadas después al encadenar títulos de la Copa de Europa, con un equipo que tenía a un tridente de astros neerlandeses: Marco van Basten, Ruud Gullit y Frank Rijkaard.
Llegaron más trofeos, con Paolo Maldini y Alessandro Nesta como baluartes de la defensa y Andriy Shevchenko y Kaká aportando los goles.
Con tanto éxito en las cancha, no fue ninguna coincidencia que Berlusconi adoptase un cántico futbolero cuando su partido político de derecha recibió el nombre de “Forza Italia”.
“El problema es que el Milan casi siempre le toca jugar contra árbitros de la izquierda”, dijo Berlusconi tras una derrota en 2010.
El carrusel de técnicos del Milan
Durante la presidencia de Berlusconi, el Milan cambió de entrenador en 21 ocasiones.
Cuando Berlusconi compró el club, Nils Liedholm estaba a cargo. Pero el Milan perdió dos veces en la Copa Italia ante un Parma dirigido por un tal Arrigo Sacchi, quien Berlusconi decidió contratar pese a a las críticas de que Sacchi nunca fue un futbolista profesional.
Sacchi revolucionó el fútbol con su planteamiento ofensivo en un país reconocido por el “catenaccio”, el defenderse hasta con las uñas.
Tras dirigir al Milan a las Copas de Europa en 1989 y 1990, Sacchi tomó las riendas de la selección italiana que perdió ante Brasil en la final del Mundial de 1994.
“Fue una gran persona que trató de mejorar a Italia, y al deporte, pero que no siempre fue comprendido”, dijo Sacchi. “Le llamé hace unos días atrás, pero no pude hablar con él. Me siento mal, a pesar de todo no me lo esperaba”.
Siempre pendiente, Berlusconi solía expresar quiénes debían estar en el once titular o el esquema táctico que debía emplearse.
“Berlusconi nos criticaba cuando las cosas andaban bien y nos alentaba cuando las cosas iban mal. La mayoría de los presidentes hacen lo opuesto””, dijo el actual técnico del Real Madrid Carlo Ancelotti, quien emuló a Sacchi al llevar al Milan a los títulos de la Liga de Campeones en 2003 y 2007.
La formación predilecta de Berlusconi era el 4-3-1-2.
“Todo el mundo habla del Milan de Sacchi, el Milan de (Alberto) Zaccheroni y el Milan de Ancelotti, y nadie habla del Milan de Berlusconi. Pero yo estuve 18 años decidiendo alineaciones, poniendo las reglas y comprando jugadores”, afirmó Berlusconi en 2004.