El presente de las selecciones de México y Estados Unidos ha recorrido el mismo camino en los últimos meses, pero a la vez es completamente distinto.
Ambos tuvieron incertidumbre en el banquillo tras el Mundial de Qatar, pero la forma en que la resolvieron ha sido una bifurcación en el camino, que tiene al tricolor en sus horas más bajas y al equipo de las barras y las estrellas quizá en su mejor momento.
México sabía que Gerardo Martino no iba a continuar tras Qatar, pasara lo que pasara. Se dio el peor de los escenarios, el de no pasar a octavos, y comenzó la búsqueda de nuevo entrenador. Se plantearon múltiples opciones (Miguel Herrera, Marcelo Bielsa, Guillermo Almada), pero al final del día le dieron el puesto al que apareció más tarde, Diego Cocca.
El argentino, bicampeón con Atlas y recientemente llegado a Tigres, dejó a los felinos para tomar al tricolor, que para colmo de males estaba en plena reestructuración federativa. Tras Cocca, hubo cambios en la dirección de selecciones nacionales y hasta en la cabeza de la Federación. Los que contrataron a Cocca no son los que están actualmente en esos puestos y, con los problemas en los 7 partidos de su gestión, dieron el cambio de timón el lunes.
Estados Unidos tenía una realidad muy similar, pero optaron por la paciencia.
El plan era que siguiera Berhalter como entrenador, pero surgió el escándalo de la familia Reyna que cambió el plan. Tenían también una vacante en la dirección deportiva y la cubrieron antes de designar un entrenador. Dejar la estructura lista para caminar juntos el ciclo mundialista. Matt Crocker fue el elegido y su misión principal era encontrar al siguiente entrenador. Poner cimientos firmes para luego construir.
No se precipitaron por buscar una opción para el final de la fase de grupos de la Liga de Naciones, que se jugó en marzo. Anthony Hudson dirigió como interino y luego sacudió a todos al irse antes del verano. Nombraron a B.J. Callaghan, quien no tenía experiencia a nivel selecciones de ningún nivel, pero ni siquiera eso apuró la situación.
Eventualmente regresó Gregg Berhalter, pero el nombramiento no cambió el plan, y Callaghan dirigirá también la Copa Oro. Al final del día, el objetivo no es lo que pase en las próximas semanas, sino en el Mundial del 2026.
Estados Unidos entendió eso, que lo que importa es a mediano y largo plazo. México forzó la máquina marcha y en el pecado llevaron la penitencia. Hasta los jugadores del eterno rival lo ven así.
“Ha sido una situación rara, con el verano llegando tan rápido después del Mundial. Las Federaciones no tuvieron tiempo suficiente para analizar la dirección en la que iban. Si ves lo que pasó en Estados Unidos, tuvimos una búsqueda y no tomamos ninguna decisión precipitada, cumplieron todas las etapas”, declaró Matt Turner, el arquero titular de USMNT, a pregunta de Claro Sports sobre si le sorprendió que México cambiara de entrenador.
“Es especulación, pero quizá México se dio cuenta que no hicieron eso, y que para sacar el máximo de su talentoso equipo, necesitaban alguien nuevo al mando”, agregó el portero del Arsenal.