El calor del sureste estadounidense ha sido un factor determinante en el fútbol americano de la NCAA durante décadas. El estado de Louisiana en septiembre está acostumbrado a temperaturas superiores a los 30 grados, que afectan el rendimiento de los jugadores en el emparrillado.
LSU está consciente de este fenómeno, por lo que ha colaborado con la empresa local Tigeraire, para traer el más reciente avance tecnológico al deporte universitario.
La universidad anunció que implementará cascos con aire acondicionado para todos los partidos y entrenamientos de 2023. A través de un video en sus redes sociales, presumieron el desarrollo y las evaluaciones positivas de los jugadores que los probaron por primera vez.
Los cascos tendrán una batería recargable de 5 horas, y una vida proyectada de 4 años. “En 2020 se fundó Tigeraire con una sencilla misión: Hacer que los equipos de protección sean más cómodos. Desarrollamos productos de flujo de aire que ayudan a atletas, trabajadores industriales y personal militar a mantenerse frescos, lo que les permite aumentar su rendimiento y productividad, a la vez que se sienten mucho más cómodos”, indica la misión de la empresa.
Los cascos ya fueron aprobados por los jugadores de la plantilla, al igual que por los aficionados. Se espera que otros equipos del fútbol americano colegial sigan los pasos de los Tigers, pero de momento, los campeones de 2019 tendrán una ventaja significativa sobre sus rivales.