La guerra que destacó en el Gran Premio de Austria fue la que tuvieron Sergio Pérez y Carlos Sainz por el tercer lugar de la carrera, donde el piloto de Ferrari logró imponerse pese a los intentos del Ferrari por defenderse.
Checo tuvo que remontar casi desde el fondo para poder llegar a la pelea por el podio y fue cuando se encontró a Sainz, quien ya había pagado su penalización por rebasar los límites de la pista.
El piloto de Red Bull intentó en dos ocasiones superar a Sainz por dentro, pero el español defendió perfecto su posición en cada curva que pudo, pero el ritmo de carrera de Checo fue mejor y le permitió tomar el tercer lugar.
Fue en la vuelta 65 cuando Checo pudo superar a Sainz al rebasarlo por dentro y ya no permitirle recuperar su lugar, lo que le dio la ventaja para mantenerse en la pelea por el podio.