Nonito Donaire regresó al ring tras su derrota a manos de de Naoya Inoue, el monstruo japonés invicto. El ex campeón de cuatro divisiones estuvo presente a sus 40 años en una guerra complicada con Alejandro Santiago, el mexicano que acudió con un estilo diferente que dificultó a la leyenda filipina en la búsqueda de ambos por el título del Consejo Mundial de Boxeo vacante del peso gallo.
El jab del ex multicampeón mundial entraba como agua sobre el rostro de un Alejandro Santiago que tenía el rostro manchado de sangre en varios capítulos de la contienda pactada a 12 rounds, pero al menos el mexicano daba unos ganchos al cuerpo que sacudían al filipino en la pelea por la corona del organismo verde y oro que dejó vacante Naoya Inoue.
Conforme pasaron los rounds, el plan de pelea cambiaba en un intento de ambos por meter más golpes al cuerpo. Un corte en el ojo izquierdo en el rostro de Alejandro Santiago provocó que en el séptimo round, el árbitro tuviese que llevarlo a una evaluación médica. La repetición demostró que hubo un choque accidental de cabezas.
Nonito Donaire cedió algunos rounds, pero su experiencia le permitió cerrar la puntuación subjetiva de los televidentes y el público en el T-Mobile Arena de Las Vegas en una pelea previo al combate de cuatro cinturones de Errol Spence Jr y Terence Crawford.
El Flash filipino apretó el acelerador para acercarse a Alejandro Santiago y al sentirse parejo con el mexicano, el ex campeón de cuatro divisiones reguló para esperar al peleador azteca que pecaba de su falta de experiencia, aunque su boxeo y su edad eran suficientes para cerrar la pelea que dejó con el apetito abierto para quienes esperaban la pelea estelar de peso wélter.
El poder de Santiago era superior en una guerra cada vez más abierta. El cardio era evidentemente superior al del veterano ex campeón mundial. Y los reflejos permitían que el mexicano se quitara gran parte de su rival. El tiempo fue el acabose del Flash filipino. Entrar y salir fue suficiente para que el mexicano tuviese una deliberación a favor de los jueces que le dieron el título de peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo, mientras el peleador azteca soltaba las lágrimas.