Lonnie Walker, cucharada de su propia medicina para los Warriors y filosófico limón en la herida por la desaparición de Jordan Poole

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Lonnie Walker da a los Lakers lo que Jordan Poole no da dado a los Warriors | AP

Durante los primeros años de la dinastía de los Warriors, profesaban el ‘Strength in numbers‘, la ‘Fortaleza en los Números‘. Una filosofía que podemos resumir en que 3>2 y que tenían más efectivos en su rotación que el rival: Andre Iguodala ganó un MVP de las Finales. Barbosa, Livingston Lee, Barnes, Bogut, Speights… y luego llegó Kevin Durant para demostrar que el talento de élite dinamita aún a los equipos más profundos o tripleros (los fans de los Rockets pueden dar testimonio de ello).

Tras la partida de KD en 2019, los Warriors reconstruyeron el equipo en medio de las lesiones de sus máximas figuras, retomando esa filosofía de los números con jugadores jóvenes. Rehabilitaron a Kelly Oubre, Otto Porter y, sobre todo, a Andrew Wiggins; se hicieron con Jordan Poole, Gary Payton II, Moses Moody, Jonathan Kuminga y su principal apuesta fue James Wiseman, #2 del Draft en su momento, pero que nunca se pudo acoplar al equipo. Aún así, ganaron su cuarto campeonato desde el 2015 con aportes clave, principalmente del canadiense Wiggins, su segundo mejor jugador ante Boston.

Como premio y buscando dar un respiro al tridente de Curry, Klay y Draymond, Golden State le dio una renovación a Poole de 4 años y 128 millones que todavía no entra en vigor, pero que está siendo una de las principales causas de que la dinastía esté cerca de perder estando todos disponibles o de cerrar su ventana de contendientes, porque mantener a Poole en cancha ha resultado imposible en los Playoffs.

Jordan Poole anotó 0 puntos en el Jueog 4 ante los Lakers | AP

El guardia nunca se caracterizó por la defensa y sus números en ofensiva se han caído a pedazos. De 20.4 puntos en temporada regular a 12.0 en la serie con los Kings y 8.0 ante los Lakers, y eso que tuvo 21 en el Juego 1 (el resto: 6, 5 y 0 en el cuarto de la serie). Steve Kerr no le pudo dar minutos en el último cuarto la noche del lunes porque en defensiva pierde la brújula y llevaba 6 pérdidas en los dos juegos en la casa de los Lakers.

Y del otro lado, están los Lakers, que por años no encontraron la fórmula para rodear a Davis y LeBron, pero que en la fecha límite de cambios dieron en la tecla. Rui Hachimura ha tenido sus momentos en ofensiva, Jared Vanderbilt en defensiva. D’Angelo Russell fue clave en dos de los primeros tres juegos ante los Warriors. Dennis Schroder llega a cerrar partidos. Austin Reaves es quizá el mejor jugador tras James y AD. En total tienen a seis tipos que promedian más de 10 puntos por partido, por tres de los Warriors. Y luego aparece Lonnie Walker IV y da el cuarto de su vida con 15. Kerr y compañía matarían porque un suplente anotara así, pero simplemente no tienen la pólvora este año.

Solo Walker tuvo casi los mismos puntos que los Warriors en el último cuarto (15 a 17), al que Golden State llegó con ventaja de 7, pero el ex Spurs acabó prácticamente solo en dos minutos. Stephen Curry hizo magia para mantener a su equipo en esto, pero le faltó apoyo del reparto. Nadie más quería o podía hacer algo con la la pelota en las manos.

Los Warriors anotaron solo 6 tiros de campo y solo dos no fueron de la mano de Steph. Tuvieron la misma cantidad de pérdidas que de aciertos (6) de campo en los últimos 12 minutos porque Poole y el resto del reparto no estaba listo para las luces brillantes de los Playoffs y se quedaron en la banca.

Golden State está 1-3 abajo y puede ser el final de la dinastía con una cucharada de su propia medicina. Draymond Green puede irse en el verano. Cuando menos, el tridente se hará un año más viejo. No puedes contar con 50 puntos cada noche de Curry para salvar las papeletas, como en el Juego 7 ante los Kings. Poole era su red de seguridad y, al menos en 2023, la red no solo está rota: no está puesta.